Los trabajos de cuidados (atención domiciliaria, servicio doméstico, …) están precarizados y feminizados, y en gran cantidad de casos se pueden definir como esclavitud moderna.
Las grandes empresas cada vez presionan más en los ritmos de trabajo, la temporalidad en las contrataciones y generan falsos autónomos.
En ninguno de los casos se hace evaluación de riesgos, se cuida la salud laboral de los trabajadores, se cuidan las condiciones de de un trabajo digno ni se concilia vida laboral y familiar.
Los migrantes sin papeles, que acuden a Europa huyendo del expolio sistemático que en sus países realizan las grandes multinacionales europeas, se ven sometidos a la exclusión total por una ley de extrangería que perpetúa un sistema de racismo institucional.
Es hora de generar redes de solidaridad, de unir luchas, pese a que los medios de comunicación generalistas criminalicen una y otra vez estas luchas. Es hora de una acción política (no partidista) potente. Es hora de solidaridad y apoyo de unos colectivos oprimidos a otros, de unión para poder cambiar la sociedad. Que en el centro de la sociedad estén siempre las personas y la vida.
